domingo, 6 de septiembre de 2009

setiembre sin primavera aun

Ha sido largo el tiempo sin escribir pero reconfortante el reencuentro. Las cosas siguen cambiando y las ideas mejorando. Aun cuesta asumir los retos de la vida y enfrentar los miedos interiores.

Los libros siguen pasando y son más los leídos pero también hay más por leer.
La carrera es peligrosa, algunos terminan muy creídos, dicen, otros son ejemplos de respeto y admiración. No he olvidado mis ideales pero siento que no podré cumplirlos por completo desde esta carrera, tal vez después haga otra, que no se si también me deje este vacío. Supongo que todo nos puede dejar vacíos, nada nos llena por entero porque se sigue aprendiendo de los amigos, de los libros, de los profesores, del amor y del delirio también.

Ayer tuve fiebre, no muy alta por cierto, pero suficiente para querer dormir mucho, claro después de ver el inesperado triunfo de nuestra desgastada selección. Que mereció un grito desaforado desde el fondo de mi garganta que hoy ya no deja de toser. Sé que no tengo la H1N1 porque no tengo los síntomas, solo es mi alergia al tiempo, a la panza de burro que es el cielo de Lima en cada amanecer. Sí, extraño ese precioso paisaje despejado del Cusco donde el sol daba ganas de correr y salir. Aunque engañoso y traicionero, porque sí que hacia viento y tras una sola nube el cielo rompía en llanto, peor que mujer despechada.

Hoy he leído cosas que no tenía que, en vez de lo que debía, ha valido la pena, pero debo terminar a Kant antes de que mi voz sea más crónica y me pierda entre la estética y la comunicación.

Hasta pronto, con la esperanza de que siga el amor en popa y de que la tos se pierda como el sol en esta ciudad capitalina.

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